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5 cosas que te definen como un verdadero ciclista.

Para el verdadero ciclista no existe un fin prioritariamente utilitario o conveniente en el estar sobre una bicicleta.

Hola Amigos mucho tiempo estuve alejado de acá, lamentablemente a veces la vida se nos pone cuesta arriba y el tiempo de calma para ser creativo y sentarse a compartir pensamientos se vuelve inexistente y uno queda girando en la rueda de solo atender lo urgente. Afortunadamente la vida al igual que tras subir una montaña te premia con un buen paisaje o un buen descenso y ya estoy de vuelta. 

Asi como hay muchas maneras de pedalear una bicicleta, marcas tipos, colores, materiales, y anchos de rueda, hay muchas más personas que por diferentes razones están arriba de una y conciben este quehacer de diferentes manera. Los hay que están por sentirse parte de un grupo, comunidad, tendencia o zeitgeist, están los otros que a la inversa solo quieren alejarse de todos, pero en definitiva es una elección individual un camino que se recorre solo, tras cada giro de pedal sin embargo hay cosas que nos unen; una motivación y una búsqueda dentro de todo compartida, cuando perteneces a esta “subespecie”. A continuación explicaré algunas cosas que te definen o te excluyen de ser un verdadero ciclista:

1-No es acerca de la bicicleta.

Contrario a lo que muchos creen (especialmente los no ciclistas) el tener una bicicleta no te vuelve un cliclista. No importa cuanto dinero hallas invertido en ella o si tienes una o veinte de ellas, o si es la mejor o diferente a todas. En tener una bicicleta no te vuelve un ciclista. Conozco a mucha gente obsesionada con el “objeto” bici; lo que es más bien ser un fetichista y ambicionan y quieren perfeccionar esta o tal bicicleta que orbita en su cabeza, buscan las partes más rebuscadas, la arman personalizadamente pieza por pieza o bien hacen grandes gestiones para importarla a travez del mundo, el color de cada perno debe combinar con este detalle e infinitos, etc. La gran mayoría de las veces estas personas pasan más tiempo en esta cacería que sobre las bicicletas y si la usan, esa salida se convierte en un “testeo” de la bicicleta en su conjunto o bien de alguna nueva pieza adicionada y muy probable es que no volverán a subirse hasta que halla un nuevo componente que testear; esto también se aplica para el equipamiento dígase: vestuario, u accesorios. En síntesis para ellos: Si no hay algo nuevo que testear o mostrar, no hay razón para salir a pedalear al menos no muy seguido.

También están los que no salen a pedalear a menos que tengan una bicicleta “digna” bajo cualquier parámetro que constituya esta calificación; independiente de que sea una bici que les “sirva” Un buen ciclista pedalea en la bicicleta que tenga disponible sabe que simplemente necesita pedalear; por que sabe también que cada tipo o incluso cada bicicleta tiene “lo suyo” personalidad y atributos. El buen ciclista entiende que quizás esta bicicleta no se lo “optimo” para tal o cual propósito, pero entre la opción de no pedalear; eligirá la alternativa disponible y se adapta. El ciclista sabe que sobre toda bicicleta hay un “retorno” una suerte de regresión a un estado mental que a veces asociamos a la niñez en el sentido lúdico y una meditación en movimiento en un sentido psicológico u espiritual. La marca y el valor de la bicicleta dejan de existir; se vuelve una interfaz con la que interpreto y experimento al mundo y al momento presente.

2- El estar arriba de una bicicleta, no te hace ciclista.

Frente al punto anterior esto puede sonar en extremo contradictorio; pero por favor tenme acá un poco de paciencia para exponer mi punto. Acá es donde entran las antes mencionadas: Motivaciones. A diario hay personas que están pedaleando y muchas veces lo hacen muy a menudo y muchas veces con mayor frecuencia y estructura que ávidos amantes de la bicicleta pero la verdad el ciclismo en si como practica y como cultura no es algo importante para ellos y podrían prescindir de la bici en cualquier momento.

Un par de los que califican en este grupo son las personas que trabajan en sus bicis como los repartidores, los triatletas y los commuters, estos califican como personas que “circunstancialmente” están sobre a una bicicleta.

Para el verdadero ciclista no existe un fin prioritariamente utilitario o conveniente en el estar sobre una bicicleta. Un ciclista muy probablemente preferirá estar un su bicicleta aunque sea a todas luces algo bastante inconveniente o como lo verían los demás: una mala idea. Con mal clima, aunque sea de noche o muy temprano, peligroso, con carga o aunque exista otro transporte disponible que no involucre sudor y riesgo; la necesidad de pedalear de un ciclista no tiene nada que ver en su esencia con lo practico y en muchas veces con lo razonable..

 A diferencia de un repartidor por ejemplo que probablemente elija usar la bicicleta para reducir los costos operativos de su trabajo o por que le resulta más fácil usarla en calles apretadas de autos; con toda seguridad si encontrara una alternativa a esta que ofresca mayores ventajas la cambiaria sin pensarlo. O en el caso de un triatleta (este es un caso muy particular) La bicicleta es parte de su deporte Triatlón y es por eso que esta sobre ella; además es una bicicleta con características muy especificas. Nótese que el triatleta nunca dice: “saldré a andar en bici” si no que dice “tengo que entrenar” lo cual indica una circunstancia que lo obliga a practicar el ciclismo, he conocido a muchos que incluso ni siquiera comparten la natural fascinación en ningún grado por el “objeto bici” hasta el punto que muchos no saben nada acerca del vehiculo a pedales que manejan excepto que cumple la norma y es requerido para practicar el Triatlón. He llegado a pensar de que a muchos de ellos si les cambias las reglas del Triatlon y le sacas la bici y les pones un scooter les daría exactamente igual.

Lo mismo con los conmuters  (los que se transportan al trabajo o que hacen las diligencias en bici) no todos ellos son ciclistas. Muchos están en la bici también por razones de conveniencia, económicas, ecológicas y sociales etc) Muchos de ellos se reúnen en grandes masas para demostrarse orgullosamente como colectivo llenos de luces de colores, parlantes y atuendos reflectantes o… hipsters. Pero eso solo se ve en ciudades amigables para el transporte en bici. Seria interesante ver si estos grupos existirían si las calles de pronto se volvieran más empinadas o si hubiera que pagar un impuesto a la bici o si no existiera una instancia de socialización o si las fixies dejaran de ser cool. 

 Obviamente no estoy diciendo que no existan repartidores, conmuters o triatletas que no sean verdaderos ciclistas pero son excepciones a la regla.

3- No es acerca de Fitness.

Hace varios años leí un libro que se titula en español “el ciclista” una breve novela que relata en detalle lo que ocurre en la mente de un ciclista en una carrera. Como todo libro que es prestado, rara vez logramos tenerlo de vuelta, asi que al no contar con el material de referencia no puedo dar la cita exacta pero lo que se describe ahí es algo así: “junto a la la línea de largada vi a una joven con una polera que tenia un logo de un gimnasio y decía “I love fitness”- Claramente ella no es ciclista, nunca entenderá lo que esto significa y por que arriesgamos la vida de esta manera” 

Acá en esta sentencia se esconden al menos dos significados el primero tiene que ver con el punto anterior: La esencia del ciclismo no tiene que ver con algo utilitario, si bien la bicicleta puede ser un medio de transporte eficiente según su tipo, o un buen sistema para cultivar una salud robusta o bien un cuerpo atlético y una buena terapia contra el stress este no es su sentido profundo. La relación entre el ciclista y su bicicleta por ejemplo es mucho más parecida al de un músico, su instrumento y la ejecución musical. Es un arte que el ciclista como ejecutante busca perfeccionar día tras día, ya sea haciendo su cuerpo más resistente o especializado para su disciplina o bien perfeccionando la técnica que le permitirá tomar curvas y saltos con fluidez en una pista de descenso. El volverse un mejor ciclista no tiene nada que ver con lucir bien frente al espejo como quien va a acondicionarse para esto en un gimnasio, de hecho los mejores ciclistas lucen bastante mal ya sea por una delgadez extrema, demasiada exposición al sol, u secuelas de graves fracturas o lesiones y cicatrices en las disciplinas de gravedad.

El orgullo del verdadero ciclista no esta en ser visto o cumplir un estándar estético y tampoco en ser un ser humano que persigue el bienestar, el orgullo radica en el centro de la obsesión misma por ejecutar su disciplina de la mejor manera que le sea posible. Es una entrega completa que te lleva a explorar limites y destinos desconocidos que trascienden la recompensa y se reafirman en cada vuelta de pedal.

 4- Se pedalea solo.

«La victoria de hoy es sobre tu yo de ayer, la de mañana será sobre un hombre inferior«. Miyamoto Musashi.

Si bien con amigos es más divertido y más seguro, el ciclista no depende de tener compañía para subirse a la bici. La bicicleta es una escuela en si o un espejo que te enseña tu verdadero temperamento, se podría decir que representa un camino hacia el autoconocimiento y esto nunca es más real que cuando estamos solos en la bicicleta escuchando nuestra respiración y sintiendo el ritmo de nuestro propio pulso. En este estado podemos adentrarnos en nuestros pensamientos, temores e ilusiones. 

También descubrimos una fortaleza desconocida y cosas que nos mueven y nos impulsan a cumplir solo con nuestra consciencia. Nadie nos observa nadie nos juzga nadie nos obliga a cumplir con eso.  Pero si somos honestos con nosotros mismos siempre sabremos cuando fuimos fuertes o débiles; cuando cumplimos y cuando fallamos. 

El punto de comparación.

Donde terminamos nosotros empiezan los demás y ahí comienzan las dudas y también la competitividad. Se nos hace a veces necesario ese punto de comparación, es que a veces es deportivamente entretenido; si embargo el buen ciclista comprende que para ganarle a otros debe ganarse a si mismo primero. 

Suena como algo evidente. Pero existen muchísimos casos especialmente de personas excepcionalmente dotadas para el deporte que lo practicaron, mientras sus habilidades innatas fueron una ventaja competitiva frente al resto, pero cuando debieron medirse frente a desafíos y oponentes que requerían un esfuerzo y compromiso adicional fallaron o bien el tiempo hizo lo suyo y simplemente no fueron consistentes. Eran personas que podían ganar a todos pero que siempre perdieron contra ellos mismos. 

Nunca supieron pedalear solos, siempre necesitaron del refuerzo positivo de otros y cuando no hubieron resultados satisfactorios se aburrieron. Colgaron la bici. El verdadero ciclista sabe que aunque no llegue primero en una carrera, aunque no le gane a nadie ya sea por sus condiciones y circunstancias debe al menos ganarse a a si mismo. Desde ahí recién podría competir frente a otros y más importante contra el paso del tiempo. 

Solo los verdaderos ciclistas lo son durante toda su vida.

5-No es Placer es dolor, ¿o son lo mismo?

Probablemente uno de los aspectos más extraños y difíciles de transmitir de ser ciclista es la relación directa con el dolor. He escuchado muchas veces la variante de la frase; “si me gusta andar en bici pero no me gusta pedalear en subida” “De no haber comprado una bici eléctrica nunca me hubiera subido a la bici” “Me gusta solo el descenso” “hace mucho frio/calor”, “ me duele el poto si ando mucho” “ Yo llego en camioneta lo más arriba posible” Esas son declaraciones de personas que no disfrutan de un aspecto intrínseco del Ciclismo: El dolor. El Ciclista es la encarnación del Hedonista y el Masoquista en uno solo; alguien que disfruta sufrir, y a la vez alguien que obtiene energía y motivación de algo que al mismo tiempo lo drena y agota. Hay un disfrute y un orgullo en sentirse capaz de alcanzar una cima sin mas medios que tu voluntad y tu bicicleta, existe una satisfacción particular cuando alcanzas un progreso; y progreso puede ser muchas cosas: mejorar un tiempo, romper una distancia o descubrir que tu voluntad pudo más y pudo ignorar los gritos de agonía de tu piernas y tu respiración y pulso al limite; el frio, la altitud, el miedo y en resumen el cansancio incluso mental.

La relación entre el Ciclista y el dolor es tan estrecha que el sabe que el dolor en si mismo es una fuente de energía y un catalizador de emociones; muchas veces nuestras vidas simplemente son demasiado; independiente de la edad o la magnitud del problema sentimos que el mundo se nos viene encima, ya sea por una perdida, una ruptura sentimental, un fracaso o quizás una trauma escondido en nosotros que sale a flote; estar arriba de una bicicleta puede ser el mejor lugar para llevar un duelo: mediante el dolor del esfuerzo físico anulamos el dolor emocional, se podría decir que uno tiene hasta más fuerza y resistencia cuando se alimenta de esa emoción: literalmente vamos escapando de algo que nos quiere devorar con todas nuestras fuerzas y nos concentramos en ese momento presente y nuestros problemas quedan al menos por un rato atrás. El ciclista sabe que la bicicleta es una lugar necesario para sanar, purgarte de lo malo, fortalecerse y entender que aún con lo que te esta pasando literalmente puedes seguir adelante.

Independiente del horizonte emocional, estar en una bicicleta por suficiente tiempo ni siquiera es un lugar cómodo; las bicicletas son en si un Vehículo minimalista donde el confort no viene de incorporado en el precio de venta y la incomodidad es simplemente directamente proporcional al tiempo y distancia que pases sobre ella y lo más cercano a una mejora en este aspecto deviene solo de la adaptación o sea entrenamiento del Ciclista.

Si revisamos antiguas fotos de los primeros Tour de France veremos que los competidores se enfrentaban a esta inmensa carrera sin vestuario u equipamiento técnico, o tecnología sofisticada de ningún tipo, muchos no lo lograban simplemente por condiciones climáticas y los otros casi al limite de sus capacidades físicas. Hoy ese mismo espíritu se mantiene a lo largo de cualquier pedalero que se aventura a perseguir el horizonte de sus propias limitaciones. El ciclista esta acostumbrado incluso a a arañar lo sobrehumano a no ser “razonable” ningún ciclista en un punto mínimo: se siente del todo satisfecho permaneciendo dentro de la “zona de confort” por mucho tiempo. 

…Al menos hasta que ve otra montaña. 

Gracias por leerme feliz de leer sus comentarios y si les gusto esto compártanlo y todo eso.

También quiero dejar acá el anuncio que voy a lanzar mi nuevo Podcast acerca de este y otros temas relacionados con la vida tras el manubrio, el cuyo nombre y donde encontrarlo comunicaré lo antes posible.

Frank.

Por qué competir? Algunas lecciones que me han enseñado las carreras de Bicicleta.

«Quien no aprende a Competir; no sabe ni perder ni ganar» A. Laje

Ha sido un año muy distinto para todos los que disfrutamos y acostumbramos gozar de la libertad que nos brinda nuestra bicicleta y durante ese periodo en que nos vimos forzados a estar encerrados, muchos nos sorprendimos al darnos cuenta que extrañábamos algo que, por más o menor tiempo en nuestras vidas solía ser una instancia que nos definía de un modo u otro: la competición.

Así también una plétora de pedaleros junto a un país que comienza a volver paulatinamente a la normalidad, retoman el entrenamiento y me comentan o comparten por redes sociales lo ansiosos que están por volver a ponerle un número de carrera a sus bicicletas, muchos de ellos encontraron en esa idea motivación adicional para someterse a la monotonía del pedaleo indoor y así también  gatilló el ingenio para el desarrollo de los más creativos intentos de gimnasio casero durante el larguísimo periodo de cuarentena estricta, a la que nos forzó conjuntamente y digamos las cosas como son: el Virus Chino; la última adición a la lista de subproductos que históricamente nos han legado los gobiernos Comunistas y que siempre; de un modo u otro, terminan en catástrofe.

Pero un momento, antes de acusarme de racista, por si me lee un muy ofendible SJW (social justice warrior) copo de nieve único y frágil debo hacer la aclaración: no estoy diciendo que todo el pueblo de China sea genocida, me refiero en específico a su gobierno que si es comunista y si es histórica y comprobadamente genocida.

Entrar en una carrera es distinto a otras instancias deportivas o un mero evento social no es tener un ticket para asistir a un recital masivo o una fiesta multitudinaria, es un contrato consciente con uno mismo y con la percepción que se tiene de identidad personal a nivel de principios valóricos y éticos. Es un escenario donde uno si está ahí con una actitud verdaderamente competitiva va a explorar un límite desconocido en su fuero interno, relativo al nivel del desafío o de los rivales que lo comparten contigo, tal esfuerzo físico no es posible sin también experimentar un estado mental que lo haga posible. Uno puede realmente llegar a develar una parte de si mismo previamente desconocida ya sea vía fortaleza física, coraje e incluso nobleza y altruismo.

Sin embargo pese a todas estas evidentes virtudes que son parte de la épica misma del deporte que se remonta a la trágica Carrera de Maratón en la antigua Grecia, No pocas veces me ha llamado la atención el gran número de inscritos que tienen las competencias, pero más que el hecho en sí de esa masiva convocatoria lo que me pregunto es: ¿que los motiva? ¿Saben por qué están ahí realmente? ¿tiene para ellos un significado el competir?

Y probablemente si nos apresuramos salgan a flote respuestas también apresuradas como: “por diversión” “es entretenido” y me dirás ¿Por qué preguntas eso que nos es obvio?

Bueno mi querido amigo lector déjame decirte que cuando estas en ese umbral de sufrimiento e incomodidad física y mental tan alto al que te puede llevar un desafío deportivo que te empuja al límite, fácilmente te pones filosófico y también pragmático ¿cómo llegué aquí? ¿Por qué pagué para venir a esto? ¿para qué continuar? Etc. Y es en ese momento es precisamente cuando tienes que tener “tú porqué” claro como el agua, como esa agua que ya casi no te queda y te sientes deshidratado bajo un sol de enero al mediodía, o el agua de una lluvia helada que no se detiene y aún quedan interminables kilómetros que avanzar jadeando.

Sin trabajo y cicatrices no hay medallas.

La vida es una competencia

La actividad deportiva a mi parecer es la herramienta perfecta para combatir un problema al que llamo Crisis de Competitividad que es característico de la sociedad contemporánea y que es parte del contexto que enfrentan las nuevas generaciones. Como síntomas principales tiene una falta tremenda de tolerancia al fracaso y un umbral para soportar el dolor emocional o físico demasiado bajo y como consecuencia te vuelve inoperante emocionalmente y falto de resiliencia para enfrentar los difíciles desafíos que conlleva implícitamente la larga carrera de la Vida.

Es que la vida simplemente no te da medallas de participación por llegar ultimo ni va a hacer concesiones contigo por sentirte especial. Si pensamos de nuevo en el trazado de la carrera como un ecualizador, este trasado no va a alterarse ante tus demandas humores o preferencias especiales estará ahí inmutable esperándote impasible hasta que tu tomes la resolución de seguir adelante y superarlo.

Fuerza, Coraje, Maestría técnica y Honor son las cuatro virtudes principales que se desarrollan en la práctica deportiva competitiva y son el núcleo de lo que constituye un ser humano integro y si ponemos atención en cada una de ellas, El deporte se transforma en una verdadera escuela para entender la vida, una instancia practica para ejecutar estos valores y fijarlos en nosotros, para luego trasladarlos a otros planos más “prácticos”

Y es que la competición es en sí una especie de alegoría de la Vida misma y no me refiero a la manoseada, aunque correcta frase: “todos ganamos una carrera para llegar a existir” en referencia a que existe un solo espermatozoide ganador en la carrera hacia el Ovulo, lo cual es bastante ilustrativo de la idea de que ya desde el momento de la concepción quien gana es el más apto y esto a su vez podría extrapolarse también a los múltiples desafíos que nos presentara después el vivir. Esta percepción es una buena síntesis, pero es también superflua si consideramos el enorme listado de aprendizajes que nos puede entregar la competencia deportiva y la preparación que esta necesita. Hay un aspecto filosófico inherente en este quehacer y si bien muchos intuyen muchas de las ideas que voy a tratar a continuación, a la vez también muchos de ellos son incapaces de articularlas y muchos también se entregan a esa praxis para precisamente desconectar un poco el cerebro. En mi caso eso ultimo me suele costar bastante y suelo usar esos largos kilómetros a paso estable sobre la bicicleta para pensar ya sea en la resolución de un problema o en la manera de lograr entender un poco más mis propias motivaciones. Una suerte de trance lo envuelve a uno tras cara giro de pedal y profundizar en una idea y “darle con un martillo de pensamientos” a ver si aguanta y es válida suele ser algo espontaneo.

Muchas son las cosas que se me han venido a la cabeza sobre días tranquilos sobre la bici o al terminar una intensa carrera y creo son a imagen y semejanza de la vida real, en ya bastantes (pero nunca suficientes) años de pedaleo y a continuación expondré algunas en su aspecto más general por el bien de no agotar al lector quizás en un futuro me extienda más en cada una de ellas.

Entender la unica forma de Igualdad posible.

Mucho se habla de la igualdad, es una palabra que suena bien en discursos populistas y tiende a tener un componente de pureza moral inapelable, por el lado opuesto su contraparte; la desigualdad suele ser satanizada algo indeseable. Ahora a pesar de que a menudo se tratan temas altamente relevantes incluso trascendentales para las sociedades utilizado este concepto como parámetro, rara vez cuando alguien recoge estos términos se toma la molestia de hacer una distinción, que puede a la rápida sonar sutil o de Perogrullo, pero que en realidad no lo es en absoluto: ¿hablamos de igualdad de Condiciones, Oportunidades o de Resultados?

¿Cuál es mejor? ¿Pueden todas existir al mismo tiempo? ¿Cómo entenderlas? Acá es cuando analizar la naturaleza de una competición deportiva, como ejemplo nos ayuda en la heurística hacia el problema.

Empezaré con el siguiente ejemplo: En una carrera de bicicletas con un trazado y distancia igual para todos los corredores y al momento de la partida tienes a todos los corredores equipados con la misma exacta bicicleta, el mismo tipo de vestimenta, casco zapatillas, nutrición y entrenamiento entonces estaríamos hablando de: Igualdad de Oportunidades.

Ahora bien pese a esta igualdad de oportunidades: ¿llegarán todos al mismo tiempo a la meta? Claramente No, y ¿por qué?  Porque al igual que con los espermios hay diferencias que vienen marcadas biológicamente: algunos nacen con un nivel de VO2 Max superior (eficiencia respiratoria), otros tendrán una musculatura más adecuada para la competición de resistencia, otros tendrán una mayor tolerancia física y psicológica al stress y otros tendrán mejores reflejos e instintos para el manejo técnico de la bicicleta. Incluso podemos incorporar al azar como variable. Por lo tanto algunos se caerán de la bici, otros se agotarán antes otros usaran menos el freno y por ende harán mejores tiempos. En fin es imposible la igualdad de resultados. Lógico no? Simplemente el talento innato o el trabajo arduo extra no puede nivelarse.

Extrañamente esto suele ser completamente aceptado como algo natural cuando vemos una competición deportiva y vemos a un jugador de futbol anotar muchos goles gracias a su talento pero a muchos les parece completamente inmoral en otros aspectos de la vida y exigen otra cosa: Igualdad de Resultados, lo que en Chile se llama “nivelar hacia abajo”  y en términos deportivos seria que ese corredor o jugador de futbol más aventajado se le amarrara una pierna o se le pinchara una rueda para así que los demás pudieran alcanzarlo. O bien entregarle medallas de ganador y un premio a todos. ¿Qué triste espectáculo seria no?

Nuestra naturaleza es ser diferentes, unos nacieron más altos otros más bajos otros más inteligentes otros más simples, otros más buenos para trotar otros para levantar pesas. Cualquier atentado contra esto es antinatural.

Hay desigualdades que nos benefician a Todos.

De igual manera nuestra naturaleza nos hace competitivos, de hecho esta comprobado que en los periodos de bonanza y de estabilidad buscamos naturalmente el meternos en problemas: nuevos desafíos o derechamente el conflicto y  pese a cualquier afán igualitarista que promueva utópicamente un escenario en el cual todos estemos contentos con un mismo premio y resultado y que no haya un ganador claro, eso está lejos de ser posible. Nuestra felicidad no está en vivir en una planicie, nos sentimos contentos cuando experimentamos una sensación de progreso y cuando nos aproximamos a la excelencia en algún arte o quehacer y cada vez que nos esforzamos en ser un poco mejores que nosotros mismos, estamos inevitablemente en este afán de autosuperación: creando desigualdad para con el resto.

Por otro lado el resultado de estas desigualdades ha producido lo mejor de nuestra civilización: Las mayores hazañas deportivas, las más sublimes piezas musicales, descubrimientos científicos y el arte más excelso, de impedir esto “nivelando hacia abajo” bajo la premisa de igualdad de resultados, eliminarías precisamente el incentivo para la búsqueda de la excelencia. No hubiera habido un Michael Jordan, un Lionel Messi, un Fausto Coppi, un Sam Hill, Tampoco un Da Vinci, un Henry Ford o un Steve Jobs.

La unica Igualdad «posible» de alcanzar en el mundo real es la igualdad ante la ley, asímismo como como ocurre en una competencia deportiva.

Libertad, Responsabilidad Individual y sentido.

 Una Carrera de bicicletas o una competencia o certamen deportivo de cualquier índole es y ocurre en un espacio delimitado, con reglas y objetivos claros, y así también lo es una sociedad que vive bajo las leyes de un Estado (Papá Estado para algunos) una empresa u organización comercial y así también otros núcleos sociales más atomizados. Nuestra libertad se reduce y somete a estos límites cada vez que elegimos (en el caso de la competencia deportiva) el ser un competidor, sin embargo, siempre podemos elegir el “como” desempeñarnos dentro de estos límites. Ahí es donde comienza a operar el trasfondo ético, al aceptar esas leyes hacemos un contrato con nuestra conciencia, porque si bien podríamos rendirnos, fingir que nos lesionamos, culpar nuestro desempeño a una falla mecánica o bien derechamente aprovechar alguna oportunidad para hacer trampa, descubrimos en este juego aspectos de nuestra personalidad y carácter que nos revelan quienes somos en realidad, y esa revelación puede ser redescubrir nuestra Integridad: o bien que somos de aquellos que mentimos a los demás, a nosotros mismos o bien descubramos que éramos más resilientes, fuertes y honestos de lo que creíamos ser.

Nuestra Libertad implica asumir la autotutela y nuestra responsabilidad como individuos, pero no somos individuos aislados por lo que esta se extiende a nuestra responsabilidad con la sociedad en la que convivimos: y esta responsabilidad se traduce en entregar todo nuestro potencial, ser lo mejor que podamos ser y que mejor ejemplo de esto que los deportes grupales, en los cuales parece evidente que la suma de un compromiso total de cada una de las partes es la única clave de un resultado exitoso. Sin embargo… ¿qué pasa con los deportes individuales? ¿Qué sucede cuando no hay que rendirle cuentas a nadie del desempeño más que a nuestra psiquis? Puedes irte a casa dejar de entrenar y sufrir y a nadie le importa… Cuantas situaciones análogas a esta se presentan en el transcurso de la vida de un individuo y como un castillo de naipes el ceder una vez  la integridad con tu compromiso individual correrás el seguro riesgo de transformarlo en un hábito… ¿a quien no le ha pasado?.

Jordan Peterson Propone el asumir la responsabilidad individual como un antídoto al caos. “Asume la mayor responsabilidad posible, a mayor responsabilidad mayor significado tendrá tu vida” Y esa responsabilidad empieza desde el individuo, no se trata de tratar de despertar un día y tratar de hacer algo extraordinario o sumarse a una causa rimbombante y cambiar el mundo de un momento a otro y se acabó; en primer lugar, por que eso no es posible y es infantil pensar así, en segundo lugar porque, aunque así sucediera cambiarias al mundo (lo externo) y no a ti mismo y tus fallas serian incongruentes con las otras mejoras. El cambio comienza en el individuo asumiendo la responsabilidad de tratarte a ti mismo como alguien del cual debes cuidar y nutrir constantemente, y en el caso de un deportista o un ciclista ya que eso es lo que nos convoca en esta lectura, digamos que se construye una vuelta de pedal a la vez… Y como competidores debemos asumir la responsabilidad de transformarnos en un rival digno y honorable, comprometernos con la meta que nos hallamos fijado: Ya sea romper un record, llegar primero, o solo terminarla. Cada una de estas metas precisa, de una disciplina, una mentalidad y una fortaleza que constituye uno de los mejores aprendizajes que puede entregar la competición y sobretodo si no lo logras, si trabajaste como nadie; pero hubo otro con más talento, o si ocurrió un imponderable: la frustración de la derrota te dolerá como nada antes, pero es necesario que así sea, para poder aprender de ella fortalecerte y entender el valor del camino que te llevo hasta ella.

Así que por favor no me digas que vas a una competencia a pasarla bien, a socializar o a mostrar tu ropa o bicicleta recién comprada disfrazado de corredor: no entenderás lo que está pasando y nunca serás un competidor quizás ni siquiera un ciclista de verdad. Estarás faltándole el respeto a todos aquellos que compiten contigo o a tus compañeros de equipo y en el fondo a ti mismo.

La mejora constante.

 Neil Peart falleció no hace mucho, bueno quien es Neil Peart y por que lo estoy citando en un texto sobre deporte? Hacia allá me dirijo: Neil Peart fue el baterista de la banda RUSH y no solo el mejor baterista que ha habido mientras caminó entre los mortales, si no que para muchos probablemente el mejor de la historia. Sin embargo, Peart, nos dejó, no solo un legado enorme como musico, si no que también una enseñanza que tiene que ver con la manera en la que nos enfrentamos a la practica de cualquier quehacer y que es completamente aplicable al deporte y de hecho algo que los mejores deportistas de la historia han sabido adaptar a su especialidad.

Sucede lo siguiente: ¿qué pasa cuando dominas un arte hasta el punto de ser considerado por los demás como un maestro? Más aún: ¿qué pasa cuando eres considerado por todos sin discusión como el mejor? Volviendo al gran Neil Peart, el resulta el ejemplo de alguien que alcanzó esta posición en un momento de su carrera como artista en la madurez de esta y también ya como un hombre maduro (lo cual en teoría debería hacerte más testarudo al cambio), pero al contrario de muchos que llegan a un sitial de excelencia incluso inferior a ser el mejor, el supo tener la autocritica y la humildad para considerar de que aún podía continuar progresando, y como lo hizo el mejor de los mejores? No fue que simplemente tratara de sacar un nuevo truco bajo la manga si no que logro detectar algo en sí mismo que aun podía desarrollarse por lo que buscó un maestro que lo ayudara en la fluidez de sus movimientos (ya no se trataba de que tocar si no también en la elegancia del cómo) y para lograr esto se autoimpuso el detener las giras con la banda y las grabaciones y olvidar su técnica característica y empezar de cero como un estudiante de batería novicio en un nuevo enfoque de estilo. Esto no solo le permitió evolucionar como musico y mantener su repertorio creativo fresco, sino que también reencantarse con la esencia del por qué amaba tanto tocar.

Planteo este ejemplo como una filosofía que es aplicable a la competición y al deporte ya que todos independiente de que tan dotados seamos, de nuestra edad o de nuestros resultados podemos siempre seguir perfeccionando nuestro “arte” podemos cada vez mejorar algún pequeño aspecto de lo que hacemos y la suma de este efecto compuesto multiplicado por el tiempo puede generar una mejora significativa y lo difícil de esto no es solo la perseverancia si no que por sobre todo la humildad de reconocer que hay algo que aún no llega a su máximo potencial en nosotros y que muy probablemente debamos olvidar los viejos hábitos ya arraigados y reaprender; lenta y torpemente como un principiante. Ya sea nuestra alimentación, nuestra serenidad mental o nuestra técnica o nuestra forma de entrenar, siempre habrá una carrera que ganar y una competencia en la que nos anotamos día tras día: La de ganarle a quien fuimos el día de ayer.

Finalmente mi invitación es a ver lo positivo en la competición pero por sobretodo en el proceso preparatorio a ella y los aprendizajes que puede entregarte y que si no lo has hecho, lo intentes, pero si lo haces firma ese compromiso contigo mismo y explora tu potencial.

Nos Vemos en un proximo articulo y a seguir pedaleando!

Frank

 

Una Reflexión de fin de Año

Antes que todo quiero advertir que este articulo “casi” no tiene nada que ver con Bicicletas de Montaña: no voy a decirles que Neumáticos usar ni que equipo los ayudará a andar más y mejor en su bicicleta por lo que quizás quieran parar aquí mismo de leer. Esta es una reflexión de fin de año que quisiera compartir con Uds. y que por cierto llegó a mí; mientras andaba en bicicleta.

 

Mientras observaba el equilibrio mágico que nos sostiene cuando andamos en bici, cualquier bici o como dice un amigo: “un equilibrio precario” cuya fragilidad se vuelve más notoria a medida que nuestra velocidad disminuye hasta detenernos. Se me vino a la cabeza esa famosa frase de Einstein: “La vida es como andar en bicicleta: para mantener el equilibrio debes seguir moviéndote” me llevo a pensar en algo relacionado que es: lo importancia de estar presentes. En estar presente me refiero a tener conciencia, lucidez y completa entrega al momento que estás viviendo.

Esto no significa el abandonarse a un placer desechable e inmediato, que rinde al corto plazo e irresponsable y menos a expensas de otros. Estar presente significa de fondo a abandonar el miedo y la angustia por el futuro y asimismo el remordimiento y rencor q traemos del pasado, hacia nosotros y hacia los demás ya que esto nos impide ver con claridad lo q tenemos enfrente; nos impide perdonar a otros y también perdonarnos. Simplemente nuestra mente no está en este momento tomando una decisión consciente y objetiva si no que divaga en la incertidumbre del futuro o en lo que fue quizás un pasado doloroso.

Estar presente significa tener los ojos abiertos a lo q está sucediendo y sus oportunidades y también ver a los demás sin juzgarlos por lo que fueron o valorarlos solo con el interés por lo q podrían llegar a ser y beneficiarnos, si no que verlos de la manera más clara en la que honestamente comparten y se nos presentan este momento en este mundo con nosotros.

 

Y que tiene que ver esto con la bicicleta?

En la ya veintena de años que llevo arriba de distintos tipos de bicicletas puedo decir con seguridad que uno puede disfrutar un buen momento con cualquiera, no importa si estás dando un paseo por un parque distraído con un helado en una mano y otra en el manubrio, o si te mueves hacia tu trabajo en una citybike día a día, si ruteas por horas, si estas entenando para un circuito Olímpico o si estás haciendo descenso en un bikepark en lo alto de una montaña; a todos nos une un sentimiento, un estado similar de concentración en ese instante que vivimos en el movimiento.

Entonces volviendo a la metáfora con la bicicleta esta se traduce en algo simple: La fluidez viene de un estado de profunda concentración en el instante, en lo que pasa bajo nuestras ruedas en este momento. Entregados al presente podemos realizar actos con convicción y naturalidad: no basados en el miedo y la angustia: por ejemplo, un salto en mountainbike si se realiza de manera poco convencida probablemente terminará en una dolorosa caída. De igual manera el recuerdo de un accidente o la ansiedad nos pueden llevar a fijar la mirada en nuestra rueda delantera cuando más deberíamos llevarla apuntando al sendero y al lugar preciso donde queremos ir.

Si ponemos nuestra atención en el momento presente cada giro de pedal se transformará en algo valioso tanto o igual como el lugar al que queremos llegar y no nos angustiaremos tanto por la distancia o la altura que nos falta alcanzar: nuestro destino será el movimiento.

Otra manifestación de nuestra inseguridad es el consumo: esto sucede cuando vivimos pensando en nuestra próxima bicicleta el repuesto que le podríamos cambiar o el equipo que nos falta cuando en realidad los que debemos cambiar y mejorar somos nosotros  y enfocarnos en lo que ahora tenemos; el corredor Marco Aurelio Fontana dijo una vez: “si no estás cómodo en un tipo de bicicleta es porque te falta practica sobre esa bicicleta”

Nuestra sociedad lamentablemente nos induce a la gratificación instantánea todo debe ser placentero inmediato y fácil de obtener y esto se traduce en comprar cosas nuevas, intolerancia hacia las personas, relaciones express y superficiales e incapacidad de abandonar nuestra zona de confort en lo que respecta a nuestro crecimiento como personas y por supuesto también como ciclistas.

El temor al fracaso, la ansiedad y la necesidad de satisfacción instantánea por otro lado también nos paraliza para asumir nuevos desafíos o llegar un poco más lejos porque muchas veces la ruta que ahora parece más trabada y difícil es la que esconde la mejor vista del atardecer o la bajada más placentera.

 

Finalmente quiero despedirme deseándoles un 2019 increíble y con mucho tiempo sobre su bicicleta y que ella cada vez les recuerde el “estar presentes”, presentes cuando compartan un momento con alguien y menos es las redes sociales, sobre la bici cuando deban decidir si tomar ese salto y que sea basado en una entrega en el momento, para lograr fluir por los senderos y rutas de la vida con una mente limpia y los ojos abiertos; y disfruten su bici la bici que tengan.

Gracias a todos los que han apoyado a TraildogMTB de cualquier manera y los dejo con esta cita de Sir Arthur Conan Doyle:

“When the spirits are low, when the day appears dark, when work becomes monotonous, when hope hardly seems worth having, just mount a bicycle and go out for a spin down the road, without thought on anything but the ride you are taking.”

“Cuando los espíritus están decaídos, cuando el día parezca obscuro, cuando el trabajo se vuelve monótono, cuando el valor de la esperanza parece difícil de tener: solo monta una bicicleta y sale a dar una vuelta por la calle, sin pensar en nada excepto en el paseo que estas teniendo.”

Frank, el Mecánico.